martes, 13 de septiembre de 2011

A 15 años del Grupo Ramos Millán, a 11 de haber nacido a mi segunda vida.



Tuve que conocer el mundo y perderme en sus placeres, ejecuté mi libertad y libre albedrío irrestrictamente. Tuve que conocer el lado oscuro de mi ser, navegué en el barco azul del dolor y la desesperanza, dejé a mi paso estelas de confusión y desaciertos. Abatida, derrotada crucé el umbral de aquel lugar.

Hubieron cientos de manos y corazones dispuestos a estrecharme, decenas de historias que re
...sonaron en mi ser para decirme “No estás sola”, también aprendí a amar y valorar mi propia historia.

Ahí también alguien de muy arriba me esperaba para purificar y restaurar mi alma, sembró en mi corazón el amor que hoy es motor en mi existencia.

Mis ojos brillaron, volví a caminar con la frente en alto y comencé a andar una vida en el espíritu, me enamoré del servicio, entendí lo qué era ayudar a otro hermanándome con su dolor.

Sin embargo no todo era fácil, fue como entrar al taller del herrero en donde todo metal se forja a fuego lento. Fue menester la confrontación, la observación, el autoconocimiento, el reconocimiento del ego, para ello las pruebas siempre fueron en la práctica y a los ojos de los demás que aún cuando no entendieras qué se requería de ti los más te amaban y respetaban tu proceso.

Fue mi más grande escuela sin duda, el umbral que tuve que andar para llegar a la otra dimensión.

Cuando ya muy a los lejos observo a aquella que fui aparece una borrosa imagen de mi misma, reconozco la metamorfosis y bendigo la gracia hoy de disfrutar lo que nunca entendí antes, la gloria del Cielo anticipada aquí en la Tierra.

Infinitas gracias:

Primero a Dios que en su infinita misericordia me sacó del lugar oscuro en que habitaba.

Al bendito maestro Jesús y su milagrosa manifestación al acompañarme durante ese doloroso viaje al ayer y sanar mis recuerdos.

A Gina que me invitó y que por aquello de las “Diosidencias” fuera mi madrina en aquella primera escritura para después convertirse en mi madre espiritual, además de darme un lugar en su familia terrenal.

A Ricardo por haberme recibido con amor y sometido a toda clase de aplicaciones jajaja a fin de doblegar este ego traicionero que aún respinga pero mucho más aplacadito.

A mi amadísimo Padrino Hernández mi amor contigo allá donde te encuentras.

A mis padrinos de las otras tantas escrituras: Gonzalo, Juan, José Luis, Remedios, Junior.

Y a todos y cada uno de mis hermanos con quienes caminé tantos años y que dejaron mi corazón y vida marcada para siempre.

Felicidades Grupo Ramos Millán de Amor y Servicio, pues en 15 años tus puertas han permanecido abiertas por gracia de Dios para ayudar a seres desventurados que como yo con la vida deshecha buscaban ayuda con la esperanza de resurgir de las cenizas.
Doy testimonio de transformación con trabajo, amor y fe, de la mano de un Poder Superior como cada quien lo conciba, ÉL toca las vidas de quienes le buscamos y reconocemos para permearlas, infundirlas y expandirlas en LUZ y AMOR divinos

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