Julio 15; 2011
11:55 p.m.
Aquellos que conocen la necesidad de darle salida a casi todo lo que revolotea en su cabeza y corazón comprenderán esto:
De pronto me descubrí intentando correr más bien caminando a toda prisa, iba igual que todos tratando de encontrar el camino que mejor me resguardara de la lluvia.
Todavía faltaba una calle grandotota para llegar a mi ... carro, de pronto reparé en esa agua fría que me mojaba y recordé cómo en la adolescencia disfrutaba caminar bajo la lluvia, brincar en los charcos y jugar y jugar hasta terminar como sopa.
Siempre he creído que para disfrutar la vida se requiere cierto grado de locura, el mío he de confesar es avanzado.
Entonces detuve mi apresurado andar, aparté mi atención de los demás, retiré mis gafas despojándome del miedo a una caída . . . . ¿cuántas cosas deja uno de hacer por miedos absurdos?.
Después me di permiso de revivir el gusto de sentir las gotas correr por mi cara y la refrescante sensación de la lluvia lavando tu ser, refrescando pensamientos y en efecto todo lo demás.
¡¿Qué importa mojar esto o aquello?!, la bendición de dejar correr el agua en ti es un maravilloso y renovador regalo de Dios.
Bueno pues felices, tibias, arrulladoras lluviosas noches aptas para el AMOR.
De pronto me descubrí intentando correr más bien caminando a toda prisa, iba igual que todos tratando de encontrar el camino que mejor me resguardara de la lluvia.
Todavía faltaba una calle grandotota para llegar a mi ... carro, de pronto reparé en esa agua fría que me mojaba y recordé cómo en la adolescencia disfrutaba caminar bajo la lluvia, brincar en los charcos y jugar y jugar hasta terminar como sopa.
Siempre he creído que para disfrutar la vida se requiere cierto grado de locura, el mío he de confesar es avanzado.
Entonces detuve mi apresurado andar, aparté mi atención de los demás, retiré mis gafas despojándome del miedo a una caída . . . . ¿cuántas cosas deja uno de hacer por miedos absurdos?.
Después me di permiso de revivir el gusto de sentir las gotas correr por mi cara y la refrescante sensación de la lluvia lavando tu ser, refrescando pensamientos y en efecto todo lo demás.
¡¿Qué importa mojar esto o aquello?!, la bendición de dejar correr el agua en ti es un maravilloso y renovador regalo de Dios.
Bueno pues felices, tibias, arrulladoras lluviosas noches aptas para el AMOR.
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